jueves, 22 de diciembre de 2022

Keynes vs Hayek: El choque que definió la economía moderna

 Keynes vs Hayek: El choque que definió la economía moderna

Keynes vs Hayek, El Choque que definió la economía moderna, escrito por Nicolas Wapshott, un periodista britanico especializado en sujetos económicos, fue publicado en 2013, tiene unas 400 páginas y está dividido en 18 capítulos, que siguen el orden cronológico, ya que el periodo elegido por el autor abarca desde principios del siglo XX hasta la crisis de 2008, conocida como crisis subprime. 


Un resumen breve de los contenidos desarrollados en el libro

Keynes y Hayek figuran entre los economistas más importantes del mundo, el primero siendo britanico, y el segundo austrico. Ambos conocieron las dos guerras mundiales, y los trastornos en consecuencia. El debate que les ha opuesto toda su vida consiste en una análisis diferente de los ciclos económicos y las soluciones para hacer frente a posibles recesiones ; la discusión sobre si es mejor estimular una economía ante el desempleo a gran escala o, más bien, dejar que el mercado encuentre su propia solución, no ha cesado desde entonces. 

La obra más famosa de Keynes es su Teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), que está en el origen de la macroeconomía moderna. Keynes cuestiona la idea entonces dominante de que una economía de mercado se autorregula espontáneamente para alcanzar el pleno empleo de sus recursos. Refutó la ley de Say según la cual la oferta y la demanda estarían siempre en perfecto equilibrio. Keynes muestra la importancia tanto del papel de la incertidumbre en la economía (los actores no siempre toman las decisiones correctas, por ejemplo invirtiendo demasiado o poco en un sector) como en el hecho de que el dinero puede poseerse por sí mismo (los individuos atesoran dinero para protegerse del futuro y tranquilizarse), lo que invalida su papel de "velo" neutro, es decir, sin influencia en el funcionamiento de la economía, tal como lo describían los economistas clásicos. Estos elementos apuntan al riesgo de desempleo involuntario, subproducción y crisis económicas a las que los gobiernos deben responder. La intervención del Estado se consideraba necesaria, pero debía ser ad hoc y moderada : Keynes se oponía firmemente a los comunistas y era partidario de la empresa privada. 

Hayek, por su parte, tenía un miedo personal a la inflación, que había visto actuar en su país natal, Austria, y que consideraba una de las fuerzas ascendentes del totalitarismo. A menudo se reduce a Hayek a un liberal avezado, pero es importante recordar el contexto de la época, ya que el ascenso de Hitler al poder le afectó profundamente. Para evitar el extremismo político, el papel del Estado debe reducirse al mínimo. Otorgar al Estado un papel de planificador económico es el primer paso hacia un sistema totalitario. Fiel a los economistas ortodoxos, Hayek considera que el mercado se autorregula. Y precisamente cuando el banco central inyecta dinero en la economía real, los tipos de interés bajan, lo que abarata los préstamos, pero se trata de un mecanismo artificial. Los agentes económicos reciben señales truncadas del mercado de crédito e invierten demasiado y en grandes cantidades, lo que conduce necesariamente a la quiebra. 

El duelo

Lo interesante de este libro es que el autor demuestra que el debate entre los dos economistas siempre ha sido cordial e indirecto, evolucionando con los acontecimientos históricos. En los años 30 y hasta los 70 dominó el keynesianismo, las políticas que propuso Keynes fueron adoptadas por Roosevelt, el presidente estadounidense que instigó el New Deal, y actuó como asesor económico del gobierno británico. También tenía mayor legitimidad entre otros economistas, lo que el autor describe muy bien. Keynes era mayor y ya había demostrado su valía, y Hayek, en sus comienzos, se posicionó principalmente en oposición a Keynes, en lugar de desarrollar su propio pensamiento. Luego se introdujo en el Reino Unido a través de Robbins y Mises, lo que le permitió entrar en los círculos intelectuales de la época, y también acercarse al círculo de Keynes. El keynesianismo del New Deal frenó la visibilidad de Hayek, que se retiró a la sociedad Mont Pelerin, un círculo de pensadores que defendían el liberalismo ante el auge de los totalitarismos. Y aunque recuperó influencia con su obra Camino de servidumbre (1944), Hayek no obtuvo reconocimiento mundial hasta mucho más tarde. 

En el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, la moda sigue siendo keynesiana: se lanzan grandes programas de reconstrucción, como el Plan Marshall en Europa, para volver a poner en pie a las sociedades devastadas emocionalmente y materialmente por los horrores de la Segunda Guerra Mundial. 

La macroeconomía es la lente analítica utilizada por los gobiernos, que tienen importantes prerrogativas en el ámbito económico. Es también la edad de oro de Estados Unidos, un periodo de consumo desenfrenado caracterizado por una forma de impunidad. Keynes dominó, y su legado perdura, aunque murió en 1946. Pero a finales de los años 70, esta ilusión de abundancia se detuvo bruscamente con las dos crisis del petróleo y la llegada a la presidencia de Estados Unidos de Ronald Reagan, un republicano conservador. El desempleo y la inflación coexistieron, fue la estanflación, y también la era Thatcher, ferviente partidaria de la teoría desarrollada por Hayek. La escuela austriaca de economía recuperó terreno, sobre todo gracias al Sr. Friedman, economista de la escuela de Chicago, que popularizó las ideas de Hayek. 

Y la conclusión del libro no es realmente una conclusión: ¿quién es el ganador del duelo? Ninguno de los dos parece ser totalmente dominante, y sólo con el cambio de las circunstancias se puede ver si se logra el predominio keynesiano o austriaco. Y si fue Hayek el preferido para combatir la "amenaza" comunista en Chile en los años setenta, el plan de estímulo del presidente Obama en 2009 es muy keynesiano.

Algunas observaciones y conclusiones

Las pocas observaciones que podría hacer sobre este libro son que a veces está romantizado. De hecho, es casi una forma de biografía, y algunos de los detalles de la vida personal de los dos economistas son un poco superfluos, mientras que la parte técnica del libro está menos desarrollada y, por tanto, es menos clara. Es un libro que permite un buen acercamiento a las dos grandes corrientes del siglo XX, el keynesianismo y la escuela austriaca, pero el autor a veces parece un poco parcial, al presentar a Keynes como un genio y a Hayek como un puro técnico de la economía, cuando este último tenía una formación multidisciplinar en ciencias sociales y su obra Camino de servidumbre es uno de los clásicos del pensamiento liberal contemporáneo. 

Al dar tantos detalles, el autor nos permite entender mejor las teorías de ambos economistas, muchas veces caricaturizadas y reducidas a la oposición entre liberalismo e intervencionismo. Creo que este libro desempeña un papel pedagógico, ya que permite describir las evoluciones personales e intelectuales de Keynes y Hayek. 




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