sábado, 24 de diciembre de 2022

 

España, la gran economía europea que más subirá las pensiones

Por encima de Alemania, Francia, Italia y Portugal.





La semana pasada, con la publicación del Índice de Precios de Consumo (IPC), que deberá confirmar el Instituto Nacional de Estadística (INE) el próximo 14 de diciembre, el porcentaje de subida de las pensiones se confirma en torno al 8,5%. El IPC promedio de 2022, calculado utilizando los datos comprendidos entre diciembre de 2021 y noviembre de este año, se sitúa exactamente en el 8,458%, cantidad que las pensiones verán incrementada a partir de 2023, independientemente de la cuantía previa. Este último apunte es importante, ya que, en países como Italia o Portugal la subida contemplada no será la misma para todos los tramos.

La elevada inflación media, al indexarse las pensiones a este valor, es una de las principales causas de que las pensiones suban más en España que en el resto de grandes economías de la eurozona. No obstante, actualmente España marca la inflación más baja de toda la zona euro, alejado de la senda inflacionista europea. La otra es la generalización de la subida, que incluye también a las rentas más altas. Dentro de las grandes economías, Francia es el único país que contempla una subida similar.

Concretamente, el Gobierno francés también ha aprobado una subida conforme a la inflación, pero, al ser su IPC medio anual más moderado (5,8%), el valor será menor. Además, el Ejecutivo de Macron ya ha realizado varias subidas a lo largo del año, que alcanzaron el 5,1% después de la última de julio. En consecuencia, los pensionistas franceses recibirán un incremento adicional del 0,8% en el primer mes de 2023 que se sumará a los casi 4.000 millones de euros de gasto previstos para prestaciones sociales.

El caso alemán es, quizá, el que más se diferencia del resto de países. Las pensiones del país bávaro se revalorizan con arreglo a la subida de los salarios y no al avance de la inflación. Además, la revalorización de estas prestaciones en Alemania se debate y realiza en el mes de julio, motivo por el que no se conocerá hasta ese momento la subida que decidirá el Gobierno de Scholz. No obstante, como reflejan varios medios del país, se calcula un incremento del 3,5% en Alemania oeste y de un 4,2% en la parte oriental, ambas subidas muy lejos de la inflación media con la que espera cerrar el curso del país, por encima del 8%. SI bien es cierto que, en julio, el Gobierno alemán aprobó una subida del 5,35% en occidente y del 6,2% en oriente.

Italia y Portugal diferencian por renta.

Italia y Portugal también han aprobado una subida de las pensiones, pero, a diferencia de otras economías europeas, lo han hecho diferenciando en función de la cuantía. En el caso de Italia, el pasado mes fue aprobada una subida del 7,3%, equivalente a la inflación media del país, pero solo afectará al 100% a aquellas pensiones inferiores a los 2.100 euros. Desde esa cuantía hasta los 2.627 euros el porcentaje será del 90%, que se reducirá hasta el 75% para los pensionistas que perciben una prestación superior a los 2.627 euros. No obstante, el porcentaje del 7,3% puede ser superior si la inflación se dispara de aquí a final de año.

El caso del otro país mediterráneo es muy similar, a pesar de que en un comienzo se contemplaba una subida generalizada del 7,5%, en función de la inflación. Sin embargo, finalmente el ejecutivo luso otorgó una paga extra en octubre a los pensionistas por el valor de la mitad de su prestación y prepara subidas en tramos que oscilen entre el 3,9% y el 4,8%. Así, el Gobierno de Costa pretende garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas, centrándose en aquellos cuya nómina es más baja.



 

La Navidad trae el precio de la luz más barato desde mayo de 2021.



El precio medio de la electricidad en el mercado mayorista bajará este domingo un 69% al situarse en 10,63 euros el megavatio hora (MWh), con el coste del pool y la compensación a las empresas gasísticas, frente a los 34,36 euros de este sábado. Se trata del mínimo desde el pasado 9 de mayo de 2021, cuando se registró un precio de 10,53 precios el MWh, según los últimos datos del Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (OMIE).

Los 10,63 euros constituyen un nuevo mínimo anual rebajando los 21,12 euros el MWh que se alcanzaron este viernes. Además, durante 2021, año en el que comenzó el alza de precios, solo hubo siete días (dos en enero, cuatro en febrero y uno en mayo) con un coste inferior.


A este precio del pool se suma la compensación a las gasistas, que tiene que ser abonada por los consumidores beneficiarios de la medida, los consumidores de la tarifa regulada (PVPC) o los que, a pesar de estar en el mercado libre, tienen una tarifa indexada, que para este domingo se sitúa en niveles negativos (-4,61 euros/MWh). Sin el tope al gas, el coste sería de 67,4 euros, por lo que se produce una rebaja del 84%.

Con este precio, la luz se sitúa además muy por debajo del día de Navidad del año pasado, cuando, en plena escalada energética, se alcanzaron los 226,42 euros el MWh. La rebaja respecto hace un año es, por tanto, del 95,3%. El precio se situará por debajo de las Navidades de otros años previos al comienzo del alza de los precios de la energía. Así, en 2020, el precio de la luz fue este día de 16,04 euros el MWh; en 2019, alcanzó los 14,24 euros y el 25 de diciembre de 2018 la luz se elevó hasta los 62,47 euros el MWh.

El precio del pool se sitúa en los 15,24 euros, un 58% menos que los 36,41 euros de este sábado. Por su parte, el importe de la compensación gasística se reduce hasta los -4,61 euros negativos por MWh, frente a los -2,05 euros de este sábado. La compensación fue de 17,99 euros hace una semana. En suma, los 10,63 euros el MWh suponen una bajada del 91% con respecto a los 115,72 euros del domingo de la semana pasada y un descenso del 93,5% sobre los 163,67 euros de hace un mes, el 25 de noviembre.


Aumento de la factura

Pese a este descenso de los precios mayoristas, el recibo de la electricidad de un hogar medio acogido al Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor ha alcanzado los 63,11 euros en lo que va del mes de diciembre, lo que supone un ascenso del 27,4% con respecto al mismo periodo del mes de noviembre, cuando ascendió a 49,55 euros. Así lo refleja el simulador de la factura de la electricidad de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que revela que, pese a este incremento, con respecto al año pasado, la factura se reduce un 29,3% puesto que el recibo ascendió a 89,21 euros en esos días de diciembre de 2021.

Esta subida en términos mensuales, que se mantiene a pesar de que en los últimos días la luz está registrando sus mínimos anuales, rompe con la tendencia experimentada desde septiembre, que acabó con la racha de subidas registradas desde junio, cuando Rusia limitó el suministro a través del gaseoducto North Stream. El periodo al alza previo a septiembre culminó con la segunda factura más alta de la historia en agosto, solo superada por la de marzo de este año, el mes posterior al inicio del conflicto bélico en Ucrania.


Por otro lado, en comparación con el año anterior, diciembre sigue la tendencia iniciada en octubre, mes que acabó con una serie de 19 meses consecutivos de ascensos interanuales que incluso en muchas ocasiones superaron el 60%, lo que explica gran parte de los fuertes incrementos del IPC este año. Dicha evolución del precio de la luz se corresponde con la factura de un consumidor medio con una potencia contratada de 4 kW y una demanda anual de 3.240 kilovatios hora (kWh).

 

La economía española se enfrió en verano pero apunta a un mayor crecimiento del esperado en 2022.



La economía española se enfrió en los meses de verano. El crecimiento trimestral se desaceleró en casi dos puntos porcentuales entre julio y septiembre, al pasar del 2% del segundo a solo el 0,1% en el tercero. Las causas de esta ralentización hay que encontrarlas, sobre todo, en el frenazo de las exportaciones —que pasaron de repuntar un 5,4% a hacerlo solo un 1,5%—, del consumo de los hogares —de un 1,7% a un magro 0,1%— y de la inversión —de un 1,2% a un 0,7%—, según la Contabilidad Nacional publicada este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Estas variables no solo avanzaron a un ritmo menor que en el trimestre precedente, sino que lo hicieron, también, a una menor velocidad de lo avanzado por el propio INE a finales de octubre. Entonces, la oficina estadística calculó un avance económico del 0,2% intertrimestral que finalmente se ha quedado en un 0,1%.


Hasta ahí las malas nuevas: esta ralentización estival contrasta con los lúgubres pronósticos que se hacían hace solo unos meses y la economía se encamina a un crecimiento anual mayor del previsto por la mayoría de casas de análisis. Tras la actualización publicada este viernes por el INE —que también revisa sustancialmente al alza el PIB de los tres trimestres anteriores—, el avance interanual queda en el 4,4%, seis décimas por encima de lo atisbado en la primera lectura.


Salvo catástrofe inesperada en el tramo final del año, en el conjunto de 2022 la economía española superará el 5% de crecimiento. Esta cifra está por encima de lo proyectado tanto por el Gobierno —que suele pecar de optimista— como por el Banco de España —que este martes revisó sus cifras hasta el 4,6%—. Incluso en un escenario de avance nulo en el cuatro trimestre —según los datos de Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas—, el crecimiento del PIB acabaría del 5,2%. Para bajar de la barrera del 5%, la caída entre octubre y diciembre tendría que ser abultadísima, de una proporción “inverosímil”, en palabras de Torres.

La economía española y, en general, la del conjunto de la UE está resistiendo mejor de lo previsto en un ejercicio especialmente adverso, marcado de principio a fin por la crisis energética, la invasión rusa de Ucrania y, en definitiva, una poderosa dentellada sobre el bolsillo de las familias. El estallido de la guerra tiñó de rojo unas proyecciones ya de por sí enjutas. En aquellos análisis, incertidumbre era la palabra más repetida. También la más suave: la correlación entre inflación y recesión parecía directa, y el pesimismo lo permeaba todo.

Mientras los economistas hacían sus cábalas y apostaban a que España podría caer en recesión en el último tramo del año, el mercado laboral se pertrechaba para resistir en el otoño y el invierno. Y la inflación seguía dando guerra. Ambas variables, no obstante, han cambiado de trayectoria en los estertores de 2022: el empleo resiste y los precios, guiados por la moderación de la electricidad y los carburantes, dan un primer respiro. Muchos de aquellos riesgos no se han materializado: frente a la tormenta que aguardaban los analistas, los nubarrones han dejado una lluvia mucho menos gruesa. Ralentización, pero no recesión.

“Los datos confirman la desacelaración en curso, tanto en España como en el resto de economías europeas. Pero el año va a cerrar con un crecimiento más alto de lo estimado por prácticamente todos los analistas”, resume Torres, que achaca buena parte del enfriamiento del verano al agotamiento del colchón de ahorro de los hogares. “La pérdida de poder adquisitivo se traslada al consumo: ahora, el sobreahorro de la pandemia está solo en las rentas más altas, que no tienen tanta propensión a consumir”.

Las dos mayores perturbaciones de los últimos tiempos —la inflación, especialmente la energética, y el empeoramiento de las expectativas, que ha lastrado tanto la inversión como la confianza de los consumidores— “van a menos”, según el responsable de análisis económico de la fundación de las cajas de ahorro. “Tanto el petróleo como el gas siguen en un nivel muy alto, pero se han estabilizado. Y, a medida que se vayan descartando los peores escenarios, las expectativas mejoran y eso también puede contribuir a una mejora futura de la economía”. Tanto el cierre de 2022 como el inicio de 2023, augura, serán “complicados” antes de que el crecimiento vuelva a remontar a partir de la próxima primavera. “Hay puntos de resistencia importantes: pese a los temores de recesión, las empresas no han ajustado las plantillas; y las exportaciones, aunque también se desaceleran, aguantan mejor que en otros países europeos, con superávit externo”




viernes, 23 de diciembre de 2022

AMERICA FIRST : una doctrina muy antigua

 AMERICA FIRST : una doctrina muy antigua


De Donald Trump a Joe Biden, está surgiendo un consenso proteccionista. Una vuelta al aislacionismo del siglo XIX.
Con Donald Trump, los europeos habían redescubierto las alegrías de los aranceles. Con Joe Biden, ahora son las ayudas estatales las que paga el viejo continente. De hecho, el Chips Act y el Inflation Reduction Act (IRA) subvencionan masivamente a las industrias de energías renovables y microprocesadores. 
En un principio, Trump había deslocalizado puestos de trabajo en el sector industrial para atraer al electorado blanco de clase trabajadora. Biden está aplicando una política nacionalista, después de que Estados Unidos descubriera que ya no producía en su territorio los microprocesadores más avanzados para aplicaciones militares (los fabrican la taiwanesa TSMC o la coreana Samsung). 
El actual presidente de EEUU está completando el "Make America Great Again" lanzado por D. Trump, con el "Build It in America", constrúyelo en América. El demócrata se embarca en un vasto plan de subvenciones a las fábricas, con la idea de que es hora de repatriar las cadenas de valor estratégicas, con la Europa desindustrializada como víctima colateral. Esta decisión marca un punto de inflexión en la política comercial estadounidense, que parece volver a su primer amor, el aislacionismo del siglo XIX, tras un vasto movimiento de liberalización posterior a la Segunda Guerra Mundial. La joven federación estadounidense, en sus principios, estaba dividida en dos clanes: el Norte, una región rica y próspera, y el Sur, orientado a la exportación y al libre comercio para vender sus escasas cosechas de algodón, tabaco y arroz. Los republicanos del Norte, el partido de Abraham Lincoln, equiparaban el libre comercio con los valores del Sur, considerados retrógrados. Se oponen firmemente al libre comercio defendido y reivindicado por el Sur. 

La Edad de Oro

Tras la Guerra de Secesión, se produjo la explosión industrial estadounidense, con el petróleo, la electricidad y la banca: el proteccionismo parecía sinónimo de prosperidad, aunque la Inglaterra del libre comercio también dominaba la economía mundial. Y tras la Primera Guerra Mundial, los precios agrícolas mundiales se hundieron, y los agricultores, históricamente partidarios de las exportaciones, también recurrieron al proteccionismo. Los aranceles "Hawley-Smoot" fueron aprobados tanto por el Senado como por la Cámara de Representantes. 
Con la llegada de Roosevelt a la presidencia de Estados Unidos en 1933, el país se orientó tímidamente hacia el comercio mundial. Pero fue con el final de la Segunda Guerra Mundial cuando todo se aceleró de verdad: el país producía la mitad de la riqueza mundial y no tenía que preocuparse de posibles competidores. Europa y Japón están en ruinas. Entre 1944 y 1950, los aranceles se redujeron del 33% al 13%: las multinacionales estadounidenses conquistaron el mundo. Y la fundación de la Comunidad Económica Europea (CEE) no fue vista como una amenaza por el Presidente Kennedy, sino más bien como una oportunidad para reforzar el campo occidental. 

La guerra de Vietnam: un parón

Los años sesenta fueron difíciles para Estados Unidos, que se vio envuelto en Vietnam, la inflación, el dólar sobrevalorado y las primeras deslocalizaciones. En 1971, el país registró su primer déficit comercial desde los años treinta, y Richard Nixon suprimió la convertibilidad en oro del dólar, lo que provocó su devaluación, e impuso un arancel del 10% a todas las importaciones.
Los años setenta fueron aún más dolorosos: las industrias intensivas en mano de obra, como la textil y la siderúrgica, sufrieron las consecuencias de la competencia.
 Los años de Reagan supusieron el hundimiento de la industria automovilística y fueron ambiguos: un discurso favorable a la libre empresa, pero también un deseo de proteger la industria estadounidense, en un país golpeado por una doble recesión y un dólar en alza debido al aumento de los tipos de interés. Las presiones proteccionistas son inmensas. La solución encontrada fue doble: los japoneses aceptaron acuerdos para limitar "espontáneamente" sus exportaciones de automóviles. Cuarenta años antes de Biden y Trump, se enseñó la lección: para vender a Estados Unidos, hay que producir en Estados Unidos.

Las lecciones de los años 30

En la crisis de 2008, las principales potencias comerciales aprendieron la lección de los años treinta: salvaron a los bancos y no se enzarzaron en una guerra comercial. Barack Obama, que pasó gran parte de su carrera política en Chicago, conoce bien el "cinturón de óxido", estos Estados desindustrializados. No es un librecambista, pero está organizando su estrategia para tratar con China: el comercio es una de las pocas áreas en las que puede encontrar un consenso con los republicanos, que tomaron el control del Congreso en 2010. Por ello, emprende negociaciones comerciales con los europeos. El próximo presidente, Donald Trump, puso fin a esto: a partir de ahora, será "America First". 









jueves, 22 de diciembre de 2022

Keynes vs Hayek: El choque que definió la economía moderna

 Keynes vs Hayek: El choque que definió la economía moderna

Keynes vs Hayek, El Choque que definió la economía moderna, escrito por Nicolas Wapshott, un periodista britanico especializado en sujetos económicos, fue publicado en 2013, tiene unas 400 páginas y está dividido en 18 capítulos, que siguen el orden cronológico, ya que el periodo elegido por el autor abarca desde principios del siglo XX hasta la crisis de 2008, conocida como crisis subprime. 


Un resumen breve de los contenidos desarrollados en el libro

Keynes y Hayek figuran entre los economistas más importantes del mundo, el primero siendo britanico, y el segundo austrico. Ambos conocieron las dos guerras mundiales, y los trastornos en consecuencia. El debate que les ha opuesto toda su vida consiste en una análisis diferente de los ciclos económicos y las soluciones para hacer frente a posibles recesiones ; la discusión sobre si es mejor estimular una economía ante el desempleo a gran escala o, más bien, dejar que el mercado encuentre su propia solución, no ha cesado desde entonces. 

La obra más famosa de Keynes es su Teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), que está en el origen de la macroeconomía moderna. Keynes cuestiona la idea entonces dominante de que una economía de mercado se autorregula espontáneamente para alcanzar el pleno empleo de sus recursos. Refutó la ley de Say según la cual la oferta y la demanda estarían siempre en perfecto equilibrio. Keynes muestra la importancia tanto del papel de la incertidumbre en la economía (los actores no siempre toman las decisiones correctas, por ejemplo invirtiendo demasiado o poco en un sector) como en el hecho de que el dinero puede poseerse por sí mismo (los individuos atesoran dinero para protegerse del futuro y tranquilizarse), lo que invalida su papel de "velo" neutro, es decir, sin influencia en el funcionamiento de la economía, tal como lo describían los economistas clásicos. Estos elementos apuntan al riesgo de desempleo involuntario, subproducción y crisis económicas a las que los gobiernos deben responder. La intervención del Estado se consideraba necesaria, pero debía ser ad hoc y moderada : Keynes se oponía firmemente a los comunistas y era partidario de la empresa privada. 

Hayek, por su parte, tenía un miedo personal a la inflación, que había visto actuar en su país natal, Austria, y que consideraba una de las fuerzas ascendentes del totalitarismo. A menudo se reduce a Hayek a un liberal avezado, pero es importante recordar el contexto de la época, ya que el ascenso de Hitler al poder le afectó profundamente. Para evitar el extremismo político, el papel del Estado debe reducirse al mínimo. Otorgar al Estado un papel de planificador económico es el primer paso hacia un sistema totalitario. Fiel a los economistas ortodoxos, Hayek considera que el mercado se autorregula. Y precisamente cuando el banco central inyecta dinero en la economía real, los tipos de interés bajan, lo que abarata los préstamos, pero se trata de un mecanismo artificial. Los agentes económicos reciben señales truncadas del mercado de crédito e invierten demasiado y en grandes cantidades, lo que conduce necesariamente a la quiebra. 

El duelo

Lo interesante de este libro es que el autor demuestra que el debate entre los dos economistas siempre ha sido cordial e indirecto, evolucionando con los acontecimientos históricos. En los años 30 y hasta los 70 dominó el keynesianismo, las políticas que propuso Keynes fueron adoptadas por Roosevelt, el presidente estadounidense que instigó el New Deal, y actuó como asesor económico del gobierno británico. También tenía mayor legitimidad entre otros economistas, lo que el autor describe muy bien. Keynes era mayor y ya había demostrado su valía, y Hayek, en sus comienzos, se posicionó principalmente en oposición a Keynes, en lugar de desarrollar su propio pensamiento. Luego se introdujo en el Reino Unido a través de Robbins y Mises, lo que le permitió entrar en los círculos intelectuales de la época, y también acercarse al círculo de Keynes. El keynesianismo del New Deal frenó la visibilidad de Hayek, que se retiró a la sociedad Mont Pelerin, un círculo de pensadores que defendían el liberalismo ante el auge de los totalitarismos. Y aunque recuperó influencia con su obra Camino de servidumbre (1944), Hayek no obtuvo reconocimiento mundial hasta mucho más tarde. 

En el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, la moda sigue siendo keynesiana: se lanzan grandes programas de reconstrucción, como el Plan Marshall en Europa, para volver a poner en pie a las sociedades devastadas emocionalmente y materialmente por los horrores de la Segunda Guerra Mundial. 

La macroeconomía es la lente analítica utilizada por los gobiernos, que tienen importantes prerrogativas en el ámbito económico. Es también la edad de oro de Estados Unidos, un periodo de consumo desenfrenado caracterizado por una forma de impunidad. Keynes dominó, y su legado perdura, aunque murió en 1946. Pero a finales de los años 70, esta ilusión de abundancia se detuvo bruscamente con las dos crisis del petróleo y la llegada a la presidencia de Estados Unidos de Ronald Reagan, un republicano conservador. El desempleo y la inflación coexistieron, fue la estanflación, y también la era Thatcher, ferviente partidaria de la teoría desarrollada por Hayek. La escuela austriaca de economía recuperó terreno, sobre todo gracias al Sr. Friedman, economista de la escuela de Chicago, que popularizó las ideas de Hayek. 

Y la conclusión del libro no es realmente una conclusión: ¿quién es el ganador del duelo? Ninguno de los dos parece ser totalmente dominante, y sólo con el cambio de las circunstancias se puede ver si se logra el predominio keynesiano o austriaco. Y si fue Hayek el preferido para combatir la "amenaza" comunista en Chile en los años setenta, el plan de estímulo del presidente Obama en 2009 es muy keynesiano.

Algunas observaciones y conclusiones

Las pocas observaciones que podría hacer sobre este libro son que a veces está romantizado. De hecho, es casi una forma de biografía, y algunos de los detalles de la vida personal de los dos economistas son un poco superfluos, mientras que la parte técnica del libro está menos desarrollada y, por tanto, es menos clara. Es un libro que permite un buen acercamiento a las dos grandes corrientes del siglo XX, el keynesianismo y la escuela austriaca, pero el autor a veces parece un poco parcial, al presentar a Keynes como un genio y a Hayek como un puro técnico de la economía, cuando este último tenía una formación multidisciplinar en ciencias sociales y su obra Camino de servidumbre es uno de los clásicos del pensamiento liberal contemporáneo. 

Al dar tantos detalles, el autor nos permite entender mejor las teorías de ambos economistas, muchas veces caricaturizadas y reducidas a la oposición entre liberalismo e intervencionismo. Creo que este libro desempeña un papel pedagógico, ya que permite describir las evoluciones personales e intelectuales de Keynes y Hayek. 




Crecimiento económico y fiscalidad, ¿una incompatibilidad irreconciliable?

 Crecimiento económico y fiscalidad, ¿una incompatibilidad irreconciliable?

Existe un vínculo entre crecimiento económico y fiscalidad; muchas de las críticas al sector público se refieren exclusivamente a las consecuencias negativas de una presión fiscal elevada (y en aumento). Se dice que esta presión fiscal en constante aumento repercute en los incentivos individuales (por ejemplo, la propensión a invertir) y en la asignación de recursos. 

Para empezar, algunas definiciones...

Crecimiento económico: aumento, durante un largo periodo de tiempo, del PIB real per cápita. El PIB (Producto Interior Bruto) es el indicador dimensional utilizado para medir la evolución de la producción de riqueza en un territorio nacional determinado. La variación del PIB de un año a otro permite así medir la tasa de crecimiento económico de un país.
Fiscalidad: conjunto de textos y reglamentos que organizan el sistema fiscal a nivel local o nacional, en función del organismo receptor de los fondos recaudados.
Impuestos: exacciones obligatorias sin contrapartida directa, recaudadas por las autoridades públicas (estatales o locales) para hacer frente a los gastos públicos y regular la actividad económica. Los impuestos tienen una finalidad tanto fiscal y financiera como de instrumento de política económica y regulación. 

... y algo de teoría

La comprensión de la fiscalidad y su impacto en la actividad económica no debe ocultar el hecho de que uno de sus principales objetivos es proporcionar a los gobiernos recursos para financiar sus programas de gasto público. Siguiendo a Hayek (1954), una influyente escuela de pensamiento tiende a redefinir el lugar y el papel del Estado en la economía, considerando que su importancia debe reducirse. Podemos remitirnos a la curva de Laffer (1974), que pone de relieve que cuanto mayor es el tipo de imposición obligatoria, menores son los niveles de producción, empleo y, en consecuencia, de crecimiento. Así, la fiscalidad frena el incentivo al trabajo y a la inversión. Sin embargo, las dificultades estructurales y la necesidad de una oferta de bienes y servicios públicos siempre justifican la acción del Estado y, por tanto, unos impuestos elevados. Y los impuestos financian el gasto público, que puede generar crecimiento, y el crecimiento genera una demanda adicional de gasto público, por ejemplo en el ámbito de la educación, la sanidad y la protección del medio ambiente.



Zona "aceptable": efecto virtuoso del aumento de la presión fiscal, los agentes se esfuerzan más para mantener su renta => aumento del PIB y de los ingresos fiscales, "efecto renta" (antes de T*).
Zona "ineficiente": el crecimiento de la presión fiscal, que ha superado el tipo óptimo que garantiza los mayores ingresos fiscales para las autoridades públicas, da lugar ahora a la evasión y el fraude (impuestos son tan altos que la fraude aparece más racional) => "efecto sustitución" (todos los comportamientos que reducen los ingresos del Estado). 






Una regulación diversa de la actividad económica: políticas de oferta y de demanda

Suele distinguirse entre políticas de demanda, cuyo objetivo es apoyar y reactivar la actividad económica, y políticas de oferta, más restrictivas y que buscan mejorar la competitividad de las empresas. 
En el análisis keynesiano, un aumento del gasto público financiado por una subida de impuestos no tendrá un impacto negativo en el crecimiento económico: el multiplicador del gasto presupuestario es mayor que el multiplicador de los impuestos debido al tiempo de reacción más lento de los ingresos individuales, y por lo tanto del consumo, a los cambios fiscales.
Los economistas de la oferta, en cambio, no creen en la eficacia de este multiplicador fiscal y consideran que las distorsiones provocadas por las exacciones obligatorias (y, por tanto, el gasto público) conducen a una mala asignación de la capacidad productiva. Por lo tanto, son partidarios de una reducción de los impuestos, que llevaría de hecho a una reducción del gasto público, cuya consecuencia sería una reactivación de la inversión y de la actividad atenuadas por el efecto expulsión. 
Más concretamente, los impuestos también pueden desempeñar un papel en la regulación del comercio, estableciendo aranceles para las importaciones e impuestos para las exportaciones, con el fin de combatir el desequilibrio comercial. 

Conclusión

A pesar de las numerosas críticas a un sistema fiscal excesivamente gravoso, no existe ninguna prueba objetiva y definitiva de la relación entre crecimiento económico e impuestos. Los impuestos pueden incluso, hasta cierto punto, ser generadores de bienestar e inducir a los agentes económicos a actuar de una determinada manera. Por ejemplo, la contaminación es una externalidad negativa que puede internalizarse (Pigou, 1920): el objetivo es que los agentes económicos tengan en cuenta las consecuencias de sus actividades si generan contaminación, para que haya menos divergencia entre el coste privado y el coste social. La fiscalidad (introducción de un impuesto sobre el carbono) debe permitir internalizar el coste de la contaminación: esto permite corregir la percepción que tienen los agentes económicos del precio/coste de su actividad. 






















martes, 13 de diciembre de 2022

 

Así afectará la inflación al oro: ¿Seguirá siendo el activo refugio por excelencia?



El oro, uno de los activos considerado "refugio" en momentos de incertidumbre, cotiza sostenido a pesar de la guerra en Ucrania, pero los expertos creen que puede salir fortalecido ante el alza de la inflación, aunque advierten de que las subidas de los tipos pueden actuar como un viento en contra.

El precio del metal precioso se disparó durante la crisis provocada por el coronavirus y en agosto de 2020 alcanzó máximos históricos, por encima de los 2.000 dólares por onza. Tras el estallido de la guerra en Ucrania, el oro volvió a revalorizarse con fuerza, y en marzo de este año tocó un nuevo máximo, cerca de los 2.080 dólares.
No obstante, días después se desinfló y desde ese momento su precio se ha mantenido estable, sin volver a revalidar máximos. Actualmente, su cotización ronda los 1.980 dólares por onza. Si bien desde el inicio del año acumula una revalorización de más del 8% y desde el estallido de la guerra en Ucrania, el pasado 24 de febrero, del 3,5%.

Los analistas de XTB recuerdan que en periodos de fuerte incertidumbre y presiones inflacionistas, el oro ha sido históricamente un valor refugio, ya que el dinero tiende a depreciarse. Y en un contexto como el actual, donde la inflación se encuentra en máximos de cuarenta años, el oro puede salir "nuevamente fortalecido en un entorno con alto riesgo de estanflación".

Explican que las presiones inflacionistas, que en un principio se analizaron en un contexto transitorio mientras se solucionaban los problemas logísticos derivados de la pandemia, se han extendido ahora de forma generalizada a todos los segmentos de la economía, y que la guerra en Ucrania "ha complicado aún más la situación". La evolución del oro, advierten, estará ligada al triángulo compuesto por el crecimiento económico, la inflación y el nivel de tipos de interés.

La evolución del oro estará relacionada con el crecimiento,la inflación y el tipo de interés.

La e

De la misma manera, los analistas del banco privado suizo Julius Baer recuerdan que el oro se ha mantenido estable, y dado que la guerra en Ucrania parece no tener solución a la vista, el movimiento que ha registrado el metal en las últimas semanas "puede parecer sorprendente".

Explican que hay vientos a favor y vientos en contra que impactan en la cotización del oro, lo que en última instancia ha dado lugar a un patrón de precios limitado. En cuanto a los "vientos de cola" que favorecen su cotización, destacan la fuerte demanda de los valores refugio.

Mientras, sobre los factores que pueden afectar a su precio, indican que proceden principalmente del dólar estadounidense, que también es un refugio seguro en tiempos de crisis, y de los rendimientos de los bonos reales de EEUU.

Para el futuro, explican, "la cuestión clave para el oro sigue siendo si los riesgos económicos o del mercado financiero relacionados con la guerra están aumentando o disminuyendo". "El aumento de estos riesgos significaría un alza de los precios, mientras que si los riesgos se reducen, el oro quedaría estancado o algo más bajo", estiman.

Cuidado con las subidas de tipos...

La dinámica de la inflación aboga por una nueva subida del precio del metal precioso. En cambio, las subidas de los tipos de interés previstas son un viento en contra, sobre todo si también provocan un aumento de los tipos de interés reales. Esto aumentaría los costes de poseer oro. 




 

Fusión nuclear: el prometedor hito que lograron los científicos y qué significa para el futuro de la energía limpia

Interior de la cámara objetivo, donde tiene lugar la fusión.

Científicos de Estados Unidos lograron un hito en la carrera por recrear una fusión nuclear.

Los físicos han buscado las maneras de recrear ese reacción durante décadas, lo cual promete convertirse en una fuente de energía limpia casi ilimitada.

Este martes, los investigadores confirmaron que han superado una barrera importante: producir más energía de la que se gastó en un experimento de fusión.

Aunque satisfechos, los científicos dicen que todavía queda mucho camino por recorrer antes de que la fusión alimente a los hogares con electricidad.

¿Qué es lo que hicieron?

El experimento tuvo lugar en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LLNL) en California.

La fusión nuclear se describe como el "santo grial" de la producción de energía. Es el proceso que alimenta al Sol y otras estrellas.

Funciona tomando pares de átomos de luz y obligándolos a unirse. Esta fusión libera mucha energía.

Es lo opuesto a la fisión nuclear, donde los átomos pesados se separan. La fisión es la tecnología que se usa actualmente en las centrales nucleares, pero el proceso también produce una gran cantidad de desechos que emiten radiación durante mucho tiempo.

Tales desechos pueden ser peligrosos y debe almacenarse de forma segura.

La fusión nuclear, en cambio, produce mucha más energía y solo pequeñas cantidades de desechos radiactivos de vida corta. Y lo que es más importante, el proceso no produce emisiones de gases de efecto invernadero y, por lo tanto, no contribuye al cambio climático.

El reto: temperatura y presión

Para conseguir la fusión nuclear, uno de los desafíos es que mantener los elementos juntos requiere grandes cantidades de temperatura y presión.

Hasta ahora, ningún experimento ha conseguido producir más energía que la que se invierte para que funcione.

En el experimento del LLNL, los científicos pusieron una pequeña cantidad de hidrógeno en una cápsula del tamaño de un grano de pimienta.

 

Afganistán: qué ocurre ahora con la economía del país tras la llegada de los talibanes (y cuál puede ser el papel de China).

La economía de Afganistán depende fundamentalmente de la ayuda internacional.

Este es el problemático panorama económico que describió el Banco Mundial muchos meses antes de que los talibanes se hicieran otra vez con el control del país, algo que se concretó este fin de semana.

Por una parte, Afganistán tiene recursos minerales, pero la crisis política ha impedido su explotación.

La dependencia económica es llamativa. En 2019, el Banco Mundial mostró que la ayuda para el desarrollo representaba el 22% del ingreso general nacional.

El mal de la corrupción

La fragilidad a la que se refiere el Banco Mundial se ilustra con los altos gastos en defensa y seguridad antes de que los talibanes retomaran el control: Afganistán dedica el 29% del PIB a estos gastos, una cifra muy superior al 3% promedio que tienen los países de bajos ingresos.

Además de la seguridad y los serios problemas de corrupción, detrás hay otro aspecto crítico persistente en Afganistán: la poca inversión extranjera que hay en el país.

De acuerdo con Naciones Unidas, en los últimos años no se han hecho anuncios sobre nuevas inversiones, por parte de capitales extranjeros iniciando nuevos negocios.

Pastor de ovejas en Afganistán.

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Pie de foto,

Cerca del 60% del ingreso promedio de los hogares en Afganistán dependen de la agricultura y el campo.

El Banco Mundial describe el sector privado afgano como "estrecho". El empleo está concentrado en una producción agrícola limitada: el 60% de los ingresos de los hogares en Afganistán vienen de este rubro.

A esto se suma que en el país funciona una enorme economía informal e ilegal. Por ejemplo, hay minería ilegal y, por supuesto, la muy conocida producción de opio y su contrabando asociado.El tráfico de drogas también es una fuente de financiamiento para los talibanes.

Riqueza mineral

Dicho todo esto, la economía afgana ha crecido desde la invasión en 2001.

Aunque las cifras económicas de Afganistán no son del todo confiables, lo que estas muestran, de acuerdo con el Banco Mundial, es un crecimiento promedio anual del 9% desde 2003 hasta 2013.

Ahora, el país cuenta con abundantes recursos naturales y, en la medida en que mejore la seguridad y reduzca la corrupción, puede ser atractivo para los negocios internacionales.Se pueden encontrar grandes cantidades disponibles de cobre, cobalto, carbón y hierro. También hay yacimientos de gas y petróleo.Un material particular destaca sobre otros: el litio, que tiene una alta demanda para la producción de baterías para celulares y vehículos eléctricos.Y va a ser fundamental para la industria automotriz en su transición hacia un modelo de "emisión cero" de gases contaminantes.

Pero a pesar ello, este potencial no está ni cerca de ser explotado. Ni los afganos están cerca de percibir algún beneficio por ello.

Poderes extranjeros

Se han presentado muchos informes que revelan la voluntad de China de tomar parte. El gigante asiático parece tener mejores relaciones con los talibanes que las potencias occidentales, por lo que puede tener una ventaja si el nuevo régimen se mantiene en el poder.

Es de esperar que China esté interesada. Las oportunidades están allí y los dos países comparten un corto segmento de frontera.Pero cualquier empeño chino, ya sea oficial o empresarial, va a necesitar cierta certeza de que tendrá éxito.

Mineros en Afganistàn.

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Pie de foto,

Afganistán posee un gran potencial de explotación de minerales.

Una pregunta clave para cualquier inversionista potencial, de China o de cualquier otro lugar, será si es probable que los talibanes serán más capaces de crear el tipo de entorno que necesita el negocio de lo que lo fue el anterior gobierno afgano.

Otro factor que puede afectar la economía es el empleo de las mujeres. En la última década, el porcentaje de la población femenina de más de 15 años con empleo ha aumentado drásticamente.Bajo control de los talibanes, es probable que este cambio se revierta, lo que podría dañar aún más las perspectivas económicas.

En el futuro inmediato, también existe una gran incertidumbre sobre la estabilidad financiera.Necesitan tener confianza para que funcione el sistema financiero de Afganistán. Pero también se necesita que los clientes sientan que su dinero está seguro y eso seguramente no sucederá pronto.

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